A medida que pasa el tiempo, es muy habitual sentir que ganas peso sin haber cambiado de hábitos, alimentación o estilo de vida.
Esto ocurre especialmente en mujeres que se acercan a la menopausia. Hoy me gustaría hablarte de este problema que preocupa a muchas personas, pero además quiero darte algunas pautas que te puedan servir para prevenir los problemas que acarrea.
¿A qué llamamos menopausia?
Cuando hablamos de menopausia, en ocasiones nos referimos en realidad a ese periodo de transición hacia ella, también llamado perimenopausia.
Es en este periodo previo cuando el cuerpo femenino empieza a manifestar ciertos cambios y modifica su modo de funcionamiento debido a las alteraciones hormonales que suceden.
Suele comenzar alrededor de los 40 – 45 años y dura hasta la década de los 50, momento en el cual, de acuerdo a las estadísticas, sucede la menopausia real, cuando el cuerpo ya se ha ajustado a todos estos cambios y el proceso perimenopáusico termina.
¿Por qué se pierde masa muscular?
En realidad, la masa muscular comienza a perderse a partir de la década de los 20 – 30. Pero cuando la mujer llega a la menopausia, este ritmo de pérdida de músculo se incrementa.
Esto se relaciona con la disminución del estrógeno que se da en este periodo de la vida.
Los estrógenos son hormonas sexuales responsables de las características sexuales femeninas. También están presentes en los hombres pero en una cantidad mucho menor.
Los estrógenos tienen otras funciones, además de las relacionadas con el sexo, como participar en el metabolismo de las grasas, la mineralización de los huesos o formar el colágeno.
Por ello, cuando se reducen los niveles de estrógeno, aumenta la desmineralización ósea y los problemas cardiovasculares.
Su reducción provoca además una redistribución de la grasa corporal, consiguiendo que se acumule en torno a los órganos vitales y afectando de forma negativa al tejido muscular. Se crea un desequilibrio entre el proceso de formación de proteínas y el de destrucción, lo que resulta en la pérdida de masa muscular.
También en los últimos estudios realizados ha aparecido otro participante en el proceso: la vitamina D. Estos estudios afirman que unos niveles bajos de esta vitamina están implicados en la atrofia de las células musculares.
La pérdida de masa muscular no se debe únicamente a la edad. El estilo de vida tiene mucho que decir en esto. El ejercicio es la mejor forma de prevenir e incluso revertir en parte el proceso.
Fortalecer el core, la musculatura que soporta la estructura corporal, es muy importante en esta fase de la vida. Sin realizar entrenamientos agresivos que produzcan aumento del estrés.
También son importantes los ejercicios relacionados con la mejora del equilibrio, enfocados a prevenir posibles caídas.
Los suplementos de vitamina D y el aumento de la ingesta de proteínas podrían ayudar en algunos casos particulares, siempre bajo supervisión y control de otras posibles patologías que lo desaconsejen.
Además, recuerda las ventajas de hacer ejercicio para la mejora del estado de ánimo. En este y en cualquier otro momento de la vida.
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